Durante el transcurso de una de las clases de outdoor, escuchamos una canción de Diego Torres, llamada “color esperanza”. Esta canción contiene una idea clave y real: la motivación atrae lo positivo, mientras que la desmotivación atrae lo negativo.
Estoy totalmente de acuerdo con este pensamiento, entre otras cosas, porque en alguna etapa de mi vida así lo he sentido yo, de la misma forma que lo he observado en otras personas de mi alrededor.
Tras haber reflexionado sobre algunas experiencias de mi vida, me doy cuenta de que el modo en que nos sentimos con respecto a nosotros mismos, afecta de forma decisiva a todos los aspectos de nuestra vida, desde la manera en que funcionamos en los estudios, el trabajo, el amor o la amistad, hasta las posibilidades que tenemos de progresar en la vida. Por lo tanto, la autoestima es la clave del éxito o del fracaso.
En general, cuando alguien está animado las cosas funcionan favorablemente, mientras que cuando se siente desesperanzado y desanimado sencillamente no funcionan o no siguen el camino deseado.
La motivación ni la regalan ni se compra en ninguna parte. Cuando no se tiene, nadie nos la puede prestar. Hay que generarla.
Como dice Churchill, uno de los grandes líderes mundiales, conocido sobre todo por su liderazgo del Reino Unido durante la Segunda Guerra Mundial: “un optimista ve una oportunidad en toda calamidad, mientras que un pesimista una calamidad en toda oportunidad”. Así mismo, otra de sus frases célebres es: “Somos dueños de nuestros destinos. Somos capitanes de nuestra alma”.
Algunas estrategias generales para auto motivarse serían: creer que lo que hagamos servirá de algo, con una visión optimista (levantarse con una sonrisa cada día, aún cuando no haya ganas); controlar las expectativas, centrándonos en los pequeños avances que vamos realizando; y procurar la recompensa, premiando estos avances. Y sobre todo, no decir “no puedo ni en broma”, porque el inconsciente no tiene sentido del humor, lo tomará en serio y te lo recordará cada vez que lo intentes.
Sin lugar a duda, la motivación mueve montañas. Una persona motivada, que cree en sus capacidades para lograr alcanzar aquello que desea, conseguirá aquello que se propone. En cambio, la desmotivación lleva a la desesperanza y a la apatía.
Por ello, aunque sea complicado y pensemos que estamos inmersos en un laberinto sin salida, debemos intentar pensar que después de la tormenta viene la calma, y extraer la parte positiva de aquellas experiencias difíciles y negativas para nosotr@s.
Nos ayudará….
La confianza en uno mismo es el primer secreto del éxito 
